Cristina Kirchner está decidida a sacarle todo el jugo político posible a la pelea con los fondos buitres, que hasta ahora le dio generosos dividendos en amplios sectores de la población, según registran las encuestas que manejan en la Casa Rosada.
No está claro que haya sido el único motivo que llevó a la Presidenta a volver a arrastrar a la Argentina a un default que a todas luces era posible evitar, pero ciertamente funcionó como un incentivo para endurecer la postura oficial al punto de volver imposible alcanzar un entendimiento.
El Gobierno venía muy golpeado por el procesamiento de Amado Boudou por la causa Ciccone y asediado por los indicadores cada vez más negativos de la economía que ya está en recesión. Ahora, con la pelea contra los fondos buitres está viviendo una suerte de "primavera" entre sectores importantes de la población, tradicionalmente refractarios a todo lo que huela a imperialismo norteamericano. Y piensan aprovecharlo.
Se podrá argumentar que todas las "malvinizaciones" o apelaciones al patrioterismo más ramplón, terminaron mal o en una derrota sonora como fue la "causa nacional" contra las papeleras. Pero en el kirchnerismo la estrategia es el corto plazo. Y el dispositivo ya está en marcha.
Con la excusa de la reconquista de Buenos Aires, por aquella batalla de 1806 con los ingleses, el martes 12 agrupaciones kirchneristas como Proyecto Nacional (de Gabriel Mariotto) Miles (Luis D’Elia), el Partido Comunista (Patricio Echegaray) y los socialistas para la victoria (Oscar González) se encontrarán en el Luna Park para “apoyar a Cristina de la avanzada de los buitres”.
Se trata de agrupaciones menores que el Gobierno le encomendó hace dos años iniciar una discusión por la reforma constitucional que nunca fue.
El encuentro fue confirmado esta mañana como la continuación del que ayer realizó La Cámpora junto al resto de un revivido Unidos y Organizados en El Cabildo, justo mientras se realizaba la negociación de Axel Kicillof en Nueva York.
Como ayer reveló LPO, Cristina Kirchner manejó encuestas desde el comienzo del conflicto que revelan una creciente aceptación popular a su postura intransigente con los buitres, en una disputa planteada contra el corazón financiero de Estados Unidos, percibido por gran parte de la población como culpable de las últimas crisis económicas de Argentina.
Algunas versiones del Gobierno hablan incluso de encuestas con Cristina muy arriba, una escalada impensada después de soportar el desprestigio durísimo que le causó al gobierno el caso Boudou y que motivó una de las frustraciones más hondas de la Presidenta.
Ahora, este conflicto le permite dar una bandera a una militancia que venía desorientada y en proceso de atomización.
Tanto es así que el sector del Gobierno que pujó por el acuerdo con los buitres, liderado por Jorge Capitanich y el presidente del Banco Central Juan Carlos Fábrega, interpretó que esa algarabía militante contribuía a la necedad de Cristina. Según esta hipótesis, el rédito político pesaba más que los daños probables del default sobre la economía del país.
Ayer por la noche se mencionaba incluso la posibilidad de una renuncia de Fábrega, que fue rápidamente desmentida.
Es tan evidente que el cristinismo duro se siente cómodo en este escenario que basta comprobar que desde que la Corte Suprema de Estados Unidos desechó la apelación del Gobierno, la militancia camporista volvió a tomar la calle con una vehemencia que hacía difícil imaginar un acuerdo, o al menos los argumentos para justificarlo.
La Cámpora, a través de Andrés “Cuervo” Larroque, de diálogo frecuente con Cristina, reactivó las reuniones por todo el país con la consigna de resistir. Y el 20 de junio copó el Cabildo, el mismo lugar donde ayer volvió a juntarse para celebrar “soberanía”.
Unidos y Organizados, la agrupación de agrupaciones kirchneristas, vivió una semicrisis esta semana por el pedido de licencia a Amado Boudou que hizo Fernando “Chino” Navarro, del Movimiento Evita. “Son funcionales a los buitres”, le marcó la cancha Edgardo Depetri, del Frente Transversal, definiendo claramente los nuevos ejes del relato.
Julián Domínguez, el presidente de la Cámara de Diputados con intenciones presidenciales, también sorprendió esta semana con un afiche del "Grupo San Martín" -en realidad una creación de José "Pepe" Albistur- que ofrecía una segunda parte del inicial “Patria o buitres”. Esta nueva tanda una nueva tanda de afiches con ecos del primer peronismo, remixaba la original antinomia Braden o Perón como Cristina o Griesa. Más de medio siglo después, la fórmula sigue dando rédito político.
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- 204/08/1420:30habria que movilizarse en plaza de mayo para demostrar la union y el repudio hacia esas ave de rapiña!!!!!!!! px no van hacia la sra cristina, mujeres y hombres, van por el pais. Por lo tanto somos nos. los que debemos mostrarles que queremos ser argentinos!!!!!!! verdad?.
- 101/08/1407:22Movilización general de choriplaneros. Negocio para los dueños de micros y vendedores de choris.
A pesar de que el país entró en cesación de pagos por no haber llegado a un acuerdo con los buitres, hoy Cristina volvió a hablar por Cadena Nacional y se mostró confiada: "Estamos a 31 de julio y el mundo sigue andando".
En ese marco, la presidenta hizo anuncios de tinte positivo.
El primero de ellos fue un aumento del 17% en las jubilaciones mínimas, con lo que a partir del 1 de septiembre el piso será de $3.200.
La mandataria también informó que enviará tres proyectos de ley al Congreso para la "regulación de las relaciones de producción y consumo" que, según se informó oficialmente, comprenderán "una nueva legislación del derecho del consumidor".
Así fue anunciado durante un acto que encabeza la mandataria en la Casa Rosada, y se detalló que la iniciativa comprenderá "una nueva legislación para el derecho del consumidor" y la "creación de un observatorio de precios".
Por último, Cristina informó que refinanció la deuda que tienen las provincias con la Nación por diez mil millones de pesos. Sin embargo, en el acuerdo se incluyeron solamente 13 distritos y se excluyeron a las petroleras, con las que mantiene una guerra por la nueva ley de Hidrocarburos que impulsa el CEO de YPF Miguel Galuccio.